Varios elementos negativos tiene este éxodo constante de dirigentes de la oposición hacia predios del oficialismo, al margen del daño que se hace a mediano y largo plazo al sistema de partidos. Uno de ellos es que se genera tensión y desconfianza en las filas de las organizaciones. Muchos son vistos con ojeriza por sus compañeros, o sea que cualquiera se convierte en sospechoso. Otra cosa es que se alimenta la desinformación y surgen las noticias falsas. Un ejemplo tan reciente como ayer se dio con un exsenador al que los rumores ubicaban cruzando la valla, algo que él mismo tuvo que desmentir. Y a pesar de la seriedad de la situación, son muchos los que toman esto a chercha, como el que se despidió con un simple “me fui”…

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