El Ministerio de Educación y la ADP están en un proceso de negociación, y como en ocasiones anteriores aparenta ser un enfrentamiento entre una empresa y su sindicato. La ADP hizo su primera puja de 20 % y, aunque no se conoce la contrapropuesta de Educación, a la postre se pondrán de acuerdo en un punto intermedio. Si no estuvieran ellos negociando con el 4 % del PIB, un dinerito ajeno que no pertenece a ninguna de las dos partes, miraríamos para otro lado, pero no. Cuando la ADP abandona las aulas perjudica a los pobres, que estudian en la escuela pública. Y el ministro luce infeliz cuando riposta y habla de política. Peor al poner a la ADP a bailar contra la reelección de Abinader.

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