Si nos atenemos a la definición de la Ley Electoral, el tránsfuga es un traidor. Pero los hay que son tránsfugas más de la cuenta, y son aquellos que antes de irse tratan de dañar a su partido y los que luego de partir despotrican contra sus excompañeros. En esta fuga, por obra y gracias del espíritu santo el que da el salto cae “parao” en la nómina pública o recibe ayuda por lo bajo, incluidos familiares y amigos. Es penoso que a donde llega el tránsfuga, entre los que no ha aparecido el primero que invoque principios o problemas ideológicos, lo reciban como héroe y es tal su desesperación por la migaja que, se hace chanza con eso, algunos aceptan irse “fiao” o, como una mercancía, a consignación.

Posted in Dan de qué hablar

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas