La advertencia viene de un economista; ofrecen datos sobre costo real de la CTPC y refutan cifras de ministro

La travesía del sector eléctrico y minero en la República Dominicana ha sido turbulenta, marcada por una gestión cuestionable del Ministerio de Energía y Minas. En medio de esta compleja realidad, la falta de claridad y precisión en la información sobre proyectos emblemáticos como la Central Termoeléctrica Punta Catalina ha agregado una capa adicional de incertidumbre y desconfianza.

Estas circunstancias no solo han puesto en tela de juicio la capacidad de la actual autoridad al frente de la citada institución para gestionar eficazmente recursos e infraestructuras críticas, sino que también resaltan la necesidad urgente de una administración eficiente que pueda abordar los desafíos presentes en ambos sectores. En un contexto en el que la electricidad y la minería son piezas fundamentales para el desarrollo económico del país, la gestión adecuada de estos sectores es imperativa; y en el caso en cuestión ha sido muy frágil, desde el punto de vista de los economistas Jaime Aristy Escuder y Andrés Dauhajre Hijo

Ambos profesionales han criticado que el actual ministro de Energía y Minas, Antonio Almonte, primero se haya dedicado a echar por el suelo la importancia de la Central Termoeléctrica Punta Catalina y a desacreditar la obra, al inicio de su gestión en el ministerio y que más recientemente haya dicho que la obra tuvo un costo muy superior al que realmente alcanzó.

Aristy Escuder, exadministrador de la CTPC, resaltó la importancia de la planta en el Sistema Eléctrico Interconectado dominicano. En la gestión de Aristy Escuder se realizaron auditorias mensuales, desde agosto de 2017 cuando fue designado al frente, para verificar que cada peso que se entregaba al consorcio constructor se estaba usando para la realización de la obra. Todas auditorías las tiene el ex funcionario.

Punta Catalina es la principal generadora de electricidad de República Dominicana. Nunca antes en la historia dominicana se había construido un proyecto de esa magnitud.

De acuerdo con lo externado por Jaime Aristy, en lo que respecta a la construcción de la obra, el valor en el contrato EPC (valor sin indexar y sin variación) que se firmó y que aprobó el Congreso era por US$1,945 millones; por indexación contrato EPC fue de US$86.45 millones y luego se le solicitó al contratista una variación, correspondiente a la línea 138 KV y subestaciones 345 y 138 kv, que son equipos transferidos luego a la Empresa de Transmisión Eléctrica Dominicana –ETED- para que esta maneje las líneas. Ahí se estableció 4.4 millones de dólares. Explicó que hubo un ajuste volumétrico del terreno, de 22.52 millones de dólares. Y luego vino una disputa con el consorcio constructor que ascendía casi a US$1,000 millones. Una disputa que se llevó a la ciudad de Nueva York, y allí en el Tribunal de Solución de Conflictos y Diferendo entre partes (en este caso el consorcio constructor y el Estado dominicano) se llegó a una resolución definitiva por US$395 millones, de los cuales se pagó US$36 millones en formato de un acuerdo marco, y US$59 millones adicionales, para un total de US$2,453.94 millones (dato del 21 de julio de 2020). Luego se hicieron pagos adicionales, y llegó a US$2,454 millones,

“No fueron 3,400 millones de dólares, como ha dicho Antonio Almonte”, aseguró el economista Aristy Escuder.

Ese es el monto del valor de la construcción de la CTPC. Cada elemento tiene hitos en los que se veía lo construido y lo entregado, y se verificaba con una empresa norteamericana -la Sterling Consulting, con más de 100 años- que se encargaba de dar seguimiento a cada punto; siempre en procura de que la planta fuese lo mejor que se consiguiera con los recursos que se estaban pagando por ella.

Punta Catalina genera beneficios de casi US$250 millones por año y les genera un beneficio de entre 200 y 300 millones a las empresas distribuidoras de electricidad, porque en vez de ir al mercado spot a comprar energía con precios exageradamente altos, éstas compran a un precio mucho más bajo en contrato con Punta Catalina. “En alrededor de cinco años, la planta se paga en su totalidad”, asegura Jaime Aristy.

Recordó que ese proyecto estaba supuesto a construirse en 44 meses, pero se necesitó de más, porque tenía obras marítimas que llevaban tiempo, así como darle seguridad al terreno, para que estuviera en condiciones de enfrentar temblores de una magnitud importante.

Un período de gestión pésima

Según Aristy Escuder, la CTPC se gestionó de forma pésima -tanto operativa como administrativamente- entre el 18 de agosto de 2020 y el 28 de octubre de 2021. “Basta con recordar que por la incapacidad del equipo humano que la gestionaba en ese entonces, la planta se quedó sin carbón, lo que provocó una pérdida superior a centenares de millones de dólares”.

Lamentó que la gestión del ministro de Energía y Minas, Antonio Almonte, se haya dedicado a criticar la planta y a decir que no sirve. Jaime Aristy Escuder calculó que Punta Catalina recibe 1.4 millones de ingresos diarios.

De otro lado, dijo que el descalabro en términos del valor agregado del sector eléctrico no es peor porque el país ha tenido una oferta más estable de electricidad, con la llegada de Celso Marranzini a CTPC. Marranzini fue vicepresidente de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), institución que manejó con éxito.

“La gestión del Ministerio de Energía y Minas ha hundido al sector eléctrico y ha quebrado al sector minero. El hundimiento del sector minero, con menos producción y menos exportaciones, eso representa menos ingresos fiscales para el Gobierno, y eso es otra pérdida”, dijo.

Mientras, Andrés Dauhajre hijo explicó: “Precisamente por el mal manejo de la administración de Antonio Almonte, de Punta Catalina, incluyendo un problema originado por la planta haberse quedado sin carbón, se generó una situación en el proceso de la compra de ese carbón, por dilaciones pendejas, queriendo cambiar especificaciones técnicas basadas en disparates y modificaciones que quisieron hacer a cláusulas contractuales que son estándares en todos los países desarrollados”.

Y agregó: “Por ese proceso de dilación, este país terminó pagando 320 millones de dólares adicionales en su compra de carbón; una compra que Jaime Aristy Escuder le había dejado totalmente programada antes de salir del cargo, y amarrada de tal forma, que si seguían ese patrón esa planta se habría ganado mucho más dinero en años donde este sobrecosto se le tradujo a las EDE, que vieron abultar su déficit”.

Advertencia de Dauhajre sobre episodio de carbón

“Eso termina en deudas. Esos 320 millones de dólares que Toñito Almonte y el gran Serafín Canario pagaron de más en Colombia por la compra del carbón, cuando dejaron que a la planta se le acabara el carbón… eso lo van a pagar nuestros hijos y nuestros nietos, con impuestos, porque eso se convirtió en deuda del sector eléctrico (…).

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