Dentro de los retos a los que en estos momentos se aboca el Consejo Nacional de la Magistratura figura elegir entre la nueva composición a un nuevo presidente para el Tribunal Constitucional, lo cual dicho de esta forma no resulta complicado, pues de los cinco jueces que entrarían a formar parte de la prestigiosa Alta Corte, solo habría que elegir que uno de ellos presida, sin embargo, no es tan fácil como parece, porque quien presida dicho organismo va a sustituir al Magistrado Milton Ray Guevara, un hombre de Estado, reconocido por su servicio público, pero por mandato constitucional ha llegado el momento de decir adiós a 12 años de labor constitucional, cargada de hitos jurídicos que marcarán la historia constitucional dominicana.

No hay un sustituto para Milton Ray. El Consejo Nacional de la Magistratura no debe concentrase en la idea de conseguir un sustituto para Milton Ray; eso no existe. Lo que debe hacer el CNM es conseguir un juez presidente del Tribunal Constitucional con su propia personalidad, sus propios métodos de trabajo, su propia dinámica, en síntesis, su propio “librito”. Cada vez que se elija un nuevo presidente del TC se inicia un nuevo ciclo para el órgano y para la justicia constitucional. Al nuevo presidente del Tribunal Constitucional no se le puede pedir que sea un calco o copia del magistrado Ray, se le debe permitir que sea el presidente de este nuevo ciclo según su mejor juicio, para estos nuevos tiempos.

Por ejemplo, piénsese en la Junta Central Electoral y sus últimos tres presidentes, Román Jáquez Liranzo, Julio César Castaños, Roberto Rosario, cada uno con su librito ajustado a las demandas de los tiempos. Piénsese también en la Suprema Corte de Justicia, Luis Henry Molina, Mariano Germán, Jorge Subero Isa; en el Tribunal Superior Electoral, Ygnacio Pascual Camacho, Román Jáquez Liranzo, Marino Américo Rodríguez; en la Procuraduría General de la República, Mirian Germán, Jean Alain Rodríguez, Francisco Domínguez Brito; y así, otros órganos constitucionales del Estado.

La sobriedad, la reserva, la prudencia o el género de un candidato no puede ser obstáculo para ser considerado presidente del Tribunal Constitucional, nótese el caso de la magistrada Mirian German Brito, es una mujer de pocas palabras, pero una excelente procuradora general de la República. Muchas veces, esa sobriedad, reserva, prudencia y hermetismo es lo que lleva a dar decisiones apegadas a la Constitución y las leyes, sin la pasión del momento, o del populismo, que tanto impera en estos tiempos.

El nuevo presidente que llegue a la sede constitucional tiene la ventaja de que Milton Ray Guevara le ha dejado 12 años de camino trillado, encontrará cimientos sólidos, precedentes que han unido al país, con los cuales se ha empezado crear una generación constitucional, un Estado de Derecho y la protección inequívoca de los Derechos Fundamentales.

Dentro de los 115 postulantes que pasan a las vistas públicas existen perfiles idóneos para conformar la nueva era de la Justicia Constitucional, además para llegar las tres vacantes a Presidente, Primer y Segundo Sustituto de Presidente, sin olvidar que dentro del Tribunal Constitucional también existen personas brillantes a tomar en cuenta por el CNM, solo habría que dar una lectura de los votos particulares, para saber la capacidad de los mismos.

No podemos seguir buscando a un Milton Ray Guevara porque solo hay uno.

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