Hace días una amiga me compartió las formas de escribir el sonido de la risa y, al mismo tiempo, me preguntaba cómo se escribía en ese mismo contexto el llanto para expresarlo a modo escrito tal como suena la acción de llorar.

Procedí a explicarle que hacía mucho tiempo me había documentado en la Real Academia Española sobre las onomatopeyas, que son esas palabras que imitan o recrean el sonido de la cosa o la acción nombrada.

“Las onomatopeyas son un recurso expresivo muy potente, capaz de condensar una idea o situación en muy poco espacio y un procedimiento más para formar palabras”, dice la Fundéu.

Muchos hispanohablantes, inclusive otros de otras regiones, utilizan, sin darse cuenta, onomatopeyas en su forma de comunicarse a diario.

Veamos algunos ejemplos a propósito del tema: ja, ja, ja, es la forma de escribir la risa cuando deriva en carcajada abierta; también tiene las escrituras de je, je, je, cuando la risa es astuta; ji, ji, ji, cuando se contiene el reírse; y jo, jo, jo, cuando es socarrona. En el caso del llanto, este se reproduce a modo escrito con la onomatopeya snif, snif, snif.

Son incontables las onomatopeyas que sin darnos cuenta empleamos en nuestra cotidianidad, pero es bueno saberlo y así entender lo rico que es el español y la cantidad infinita de recursos que posee nuestra lengua.

Iuc, se utiliza para expresar asco; glu glu, tragar o beber; ¡brrrum, brrrum!, aceleración de motocicleta; ¡ra-ta-tá!, ¡ra-ta-tá!, ametralladora; ¡plas, plas!, aplausos; ¡auuu!, aullido del lobo; ¡beee!, balido de la oveja; mua, beso; ¡zas!; ¡paf!, bofetada; ejem, ejem, carraspeo desde la garganta.

Asimismo, podemos encontrar las onomatopeyas de timbre, con su sonido ¡rin, rin!; trasiego de líquido o burburjas de agua, ¡glu, glu, glu!; zumbido de abejas: zzzzzzzz; teléfono, ¡riiin, riiin!; sueño, zzz, zzz, zzz; sirena de ambulancia: ¡uuuuh, uuuuh!; rotura de objetos, ¡crag!

Además, podemos también ver que el repique de campana se representa con la onomatopeya ¡din don!, ¡dindon!; campanilla, ¡tilín, tilín!; ¡tintín, tintín!; canto del pollito y otros pájaros, ¡pío, pío, pío!; canto del gallo, ¡quiquiriquí!; cañonazo, ¡buuum!; cloquear la gallina, ¡cloc, cloc!; comer, ñam, ñam, ñam; conversación ininteligible: bla, bla, bla; disparo, ¡pum!

Podemos ver también los sonidos escritos del ratón (mouse, en inglés) del ordenador, que se escribe clic; rebuzno, con su forma escrita ¡hiaaa, hiaaa!; relincho del caballo: ¡hiiii, hiiii, hiiii!; y repugnancia, con las expresiones que representan su sonido en los casos de ¡aj! y ¡puaj!, entre otros más.

Un dato importante: las onomatopeyas se escriben sin comillas y no se ponen en cursivas, porque son derivadas del mismo castellano.
¡Gracias por leerme!

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