¡Hola, queridos lectores de elCaribe! Asumir la disciplina de escribir una columna es un ejercicio que ayuda a ir más allá de la creatividad para tratar de no repetir los mismos temas y, aunque no lo crean, en el universo gramatical también ocurre esto.

Esta columna tiene por objetivo escribir sobre las normas de la ortografía que nos competen a los hispanohablantes. La idea es, también, abordar temas que se relacionen con mi área: el periodismo, y una va de la mano con la otra, porque el arte del buen escribir es unas de las herramientas fundamentales de quien ejerce este hermoso oficio.

Y a propósito de los párrafos introductorios y de pensar qué iba a escribir para esta entrega, recuerdo que, hace muchos años, cuando era correctora en el digital de El Nuevo Diario, un chico me preguntó: “¿Cuál es la diferencia entre haz y has?”, momento en el que intercambiamos al respecto y le añadimos a estas palabras homófonas también el término “as”, que muchos suelen escribir mal.

En el caso de “has”, la RAE explica que se trata de la forma correspondiente a la segunda persona del singular del presente de indicativo del verbo haber (yo he, tú/vos has, él ha, nosotros hemos, vosotros habéis, ellos/ustedes han), con el que se forman los tiempos compuestos de la conjugación”.

“La forma has, seguida del participio en -o del verbo que se está conjugando, da lugar a la segunda persona del singular del pretérito perfecto compuesto (o antepresente) del modo indicativo”, como en los ejemplos siguientes: “Has llegado tarde, por eso no encontraste nada” o en la interrogante “¿Has ido a hacer lo que te dije?

En lo que respecta a la grafía “haz”, como verbo, se trata de la forma de imperativo correspondiente al pronombre tú del verbo hacer, como podemos apreciar en los ejemplos siguientes: “Haz lo que te ha dicho tu madre” o la muy conocida frase “Haz lo que tengas que hacer” cuando se responde ante una amenaza.

A diferencia de “has” y “haz”, en el caso de “as”, este no es un verbo, sino un sustantivo masculino que se emplea para referirnos a alguna persona que se destaca o sobresale en una actividad, como, por ejemplo: “El primo de mi novio es un as de la robótica”.

También “as” se emplea en el mundo de la baraja o en el póquer, para referirnos a una carta según su categoría, por ejemplo: “Me tocó el as de diamantes”.

¡Gracias por leerme!

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