No creo que la reelección del presidente esté asegurada como piensan y escriben algunos por ahí -además de las “encuestas” de embustes o sastrería-. Más bien, pienso y creo que, a menos que la oposición se vuelva bruta, la reelección, desde ya, será derrotada.

¿Por qué? Sencillo: ¿qué puede exhibir el actual Gobierno que no sea más empréstitos, publicidad estatal atosigante e improvisación (y que nadie me diga que la corrupción pública-privada desapareció)? Además, preguntamos: ¿estamos, como país y sociedad, mejor que antes de 2020? Imposible; a pesar de luces y sombras ….(1978-2020).

Pero yéndonos al plano político-electoral -y lo repito: si la oposición no se pone bruta-, ¿será posible que tres fuerzas políticas -PLD-PRD-FP- sean derrotadas por una sola fuerza política -el PRM-? Lo dudo, y mucho…., a menos que, repito, se pongan brutas….

Eso solo podrá ser posible si los egos obnubilan la racionalidad o si la lógica política se va de vacaciones a sabiendas de que, relevo político y unidad opositora, es la única garantía de victoria, so pena de facilitar la reelección vía la fragmentación política-electoral en la fijación-tozudez de una segunda vuelta (?) que en la presente coyuntura electoral, de mercado persa, transfuguismo y agendas personales, luce más que improbable.

La oposición política -sobre todo, la que aglutina “RescateRD”-, tiene que saber o intuir que apostar a un balotaje es la mejor manera de facilitar la reelección porque, en el fondo -o sin querer-, estará facilitando la fragmentación electoral que, a su vez, es la vía más expedita de facilitar la continuidad de los que están. Contrario, si la oposición se unifica en torno a un solo candidato -el de menor tasa de rechazo y relevo-, sin pensar o pujar, tontamente, por un balotaje, la reelección quedaría tendida y derrotada, incluso, antes de las elecciones. Sería, en pocas palabras, crónica de una derrota anunciada…

Sin embargo, si la oposición se pone bruta -!increíblemente!- y se decide apostar por un balotaje, por ese intersticio, muy probablemente, se cuele la reelección (porque lo de segunda vuelta es un espejismo pendejo en la presente coyuntura y de cara a mayo-2024). Piénsenlo y déjense de soñar que esta vez la reelección tiene lo oligárquico, lo fáctico y lo supranacional a su favor. No es mucho, pero suficiente para quedarse y terminar lo que empezó: !Privatizar hasta el aire y borrar la ya maltrecha frontera!

Por demás, sería de ingenuos no mirar o pensar que el escenario de tres candidatos oposicionistas, cada uno por su lado, fragmentaria el voto mayoritario opositor y, por vía de consecuencia, una segunda vuelta o balotaje, además de tierra de nadie, no sería posible, pues, sencillamente, por el medio de los tres y “Haina moliendo” -la compraventa de voluntades-, les habrán hecho el trabajo, pendejamente, a la reelección. No nos hagamos los ingenuos: no se trata de egos o de perseguir la historia -Santana o Balaguer-, se trata de rescatar el país o de perderlo (cerremos el ciclo de promoción de la cultura degradante del teteo). Y punto.

En consecuencia, o la oposición se unifica, sin pérdida de mucho tiempo, en torno a un solo candidato -el de menos tasa de rechazo y relevo-; o, sencillamente, pierde en primera vuelta porque dividido, tras un improbable balotaje, no habrá segunda vuelta. Lo puedo jurar (sino, ausculten en los actos de proclamación de apoyo a la reelección y lo que se ha jurado y ofrecido en voz, abierta-nacional, de su candidato-presidente. ¡Ni Balaguer!).

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