“Las ideas de los economistas y los filósofos políticos, tanto cuando aciertan como cuando se equivocan, son más poderosas de lo que comúnmente se cree. De hecho, el mundo está regido por poco más que eso. Los hombres prácticos, especialmente los que se creen completamente exentos de cualquier influencia intelectual, suelen ser los esclavos de algún economista difunto.”

La reflexión anterior, escrita por John Maynard Keynes en la última página de su obra maestra, Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero (1936), resuena con el legado de Andrés Dauhajre. Se podría argumentar que, durante las últimas cuatro décadas, un centenar de figuras “prácticas” de nuestro país -desde los pasillos de Palacio y el Congreso, hasta los salones de gremios empresariales, sindicatos y universidades- han sido guiados, desafiados y, en cierta medida, transformados por las ideas económicas de “Andy”. Más que simples seguidores, han sido inevitables partícipes de un diálogo vivo con su pensamiento, a veces alineado con sus visiones y, en ocasiones, enfrentados a sus controversias. Su influencia y perspectiva, siguiendo la reflexión de Keynes, lejos de estar “difuntas”, permanecen más vigentes que nunca.

Comprender el impacto de Andy es una tarea compleja; intentaré simplificarla usando una metáfora. El célebre Nobel de literatura, Camilo José Cela, trazó un paralelismo entre la naturaleza multifacética de los seres humanos y las figuras geométricas, sugiriendo que las personas, en lugar de ser entidades unidimensionales o planas, son más bien poliedros, con múltiples caras que reflejan su profundidad. Al evaluar la trayectoria de Andy desde su llegada de Columbia University a mediados de los 80s, se revela que tanto su talento como sus contribuciones son, esencialmente, poliédricas. Sin limitarse a un único rol, existen tres caras de este economista transdisciplinario que merecen reconocimiento: Andy “El Comunicador”, Andy “El Scout” y Andy “El Reformador”.

Andy “El Comunicador”

Alguna vez le preguntaron a un economista en una fiesta: “¿Cuál es su bebida favorita?”. De inmediato, procedió a disertar sobre las preferencias por liquidez. Esta broma ilustra un problema común de la profesión: los economistas enfrentan el desafío de comunicar conceptos complejos de forma sencilla y atractiva al público general y, notoriamente, son más conocidos por su habilidad de complicar lo simple, convirtiendo muchas de sus ideas en enigmas solo descifrables entre colegas.

Considerando que Andy publicó su primer artículo en un medio masivo mientras cursaba su maestría, se puede concluir que la determinación por comunicar ideas económicas de forma pedagógica y a una audiencia amplia, luce intencionada desde mucho antes de su retorno a Quisqueya. Esta iniciativa temprana no solo presagiaba su influencia futura en el ámbito de la comunicación, sino que también se ha desarrollado en una práctica sostenida y disciplinada que perdura hasta el día de hoy.

Esta labor no ha estado exenta de riesgos, especialmente en sus inicios. En una época marcada por rígidos controles económicos y regulaciones ineficientes, donde la libertad de expresión todavía cojeaba, Andy se atrevió a publicar análisis críticos sobre fallas del mercado y promovió los beneficios de la liberalización y apertura de los mercados. Más que una mera acción pedagógica, este atentado contra el status quo fue un verdadero acto de valentía, uno que asumió a un alto costo personal, atrayendo detractores de por vida.

Desde entonces, sus columnas se han convertido en lectura obligada, como las que publica en El Caribe desde 2009, al igual que sus anteriores colaboraciones en otros medios como los sábados económicos de Listín Diario, Mercado y Libertad en Última Hora y sus artículos en Clave Digital.

En adición a su cuerpo de trabajo en los medios escritos, Andy fue pionero en llevar la economía a la pantalla chica, creando ‘Triálogo’ en 1988, el primer programa en su tipo en la televisión dominicana, con un formato para entonces innovador que reunía a expertos para debatir temas de economía y política, desmitificando ideas económicas previamente confinadas a entornos académicos y profesionales, haciéndolos accesibles a una audiencia masiva. Treinta y seis años más tarde y habiendo experimentado con otras plataformas, desde ‘Triálogo’, ‘El Comunicador’ continúa contribuyendo de manera sostenida al debate económico nacional.

Andy “El Scout”

Además de transformar la comunicación económica, Andy también se ha destacado como el cazatalentos por excelencia en el ámbito de la economía. A través de su Fundación Economía y Desarrollo, fundada en 1987 y en adición a haber establecido un exitoso programa de pasantías para talentos excepcionales, ha forjado alianzas con instituciones académicas de prestigio en el ámbito de la economía aplicada y la política económica, como Columbia, Harvard y la PUC-Chile, facilitando que una nueva generación de economistas dominicanos se forme en programas de maestría con el apoyo de becas del BID y el Banco Mundial.

Previamente, en su rol al frente del Departamento de Economía de la PUCMM a su llegada del doctorado, “El Scout” detectó la subrepresentación femenina en estudios de posgrado, lo que lo llevó a proponer iniciativas que no solo buscaban elevar la participación de la mujer en la carrera de economía, sino también atraer a jóvenes talentosos de escuelas públicas hacia esta disciplina.

Probablemente influenciado por la visión pragmática de estadistas como Lee Kuan Yew, de quien se infiere una inevitable admiración a través de sus escritos, ha impulsado la formación académica de excelencia, reconociéndola como condición sine qua non para el avance y desarrollo del país.

Con este enfoque, Andy no sólo ha promovido la excelencia académica entre jóvenes economistas dominicanos, sino que también ha impulsado una autodenominada “revolución silenciosa”. Sus esfuerzos han catalizado el ascenso de un sinnúmero de lumbreras, muchas de las cuales hoy son profesionales de prestigio e influencia, tanto a nivel internacional, como del sector público y privado local. Como se puede apreciar, “El Scout” no solo ha definido carreras, sino que, vía su apoyo continuo a estos talentos, ha contribuido a modelar el panorama económico actual.

Andy “El Reformador”

A grandes rasgos, los economistas profesionales se pueden dividir en dos grandes campos según sus intereses: aquellos que intentan empujar la frontera del conocimiento vía la investigación, y los que utilizan ese conocimiento para diseñar e implementar políticas públicas, típicamente -aunque no siempre- desde el Gobierno. En este contexto, Andy se destaca como una figura paradójica: sin haber ocupado nunca un cargo público, ha sido una figura clave en el diseño e implementación de las más significativas reformas en la República Dominicana durante las últimas cuatro décadas. “El Reformador” luce inconforme con la pasividad propia de académicos sentados en torres de marfil, prefiriendo enfrentar el reto intelectual que impone el aterrizaje de las transformaciones que persigue.

Parte de esta influencia se manifiesta en su participación, directa e indirectamente, en una variedad de reformas que han contribuido con la transformación del país durante las últimas cuatro décadas. Por citar algunas: la unificación cambiaria, la reforma a la inversión extranjera y la privatización parcial de las empresas eléctricas estatales en los años 80; la liberalización de los precios de los combustibles, las reformas tributaria y arancelaria, el programa de estabilización económica y la implementación del programa de subsidios focalizados en los años 90; el debut de la República Dominicana en el mercado global de capitales, la reforma de pensiones y las medidas para prevenir el riesgo moral tras el fraude bancario, en los años 2000; así como la reforma tributaria, la renegociación del contrato con Pueblo Viejo Dominicana Corporation (Barrick-Gold) y el pago anticipado con descuento de la deuda con PDVSA (Petrocaribe) en la década siguiente.

En su más reciente obra, Política Económica y Economía Política desde las Gradas, “El Reformador” comparte reflexiones que bien deberán ser examinadas a la luz de la próxima ola de reformas que requiere el país, abarcando temas que incluyen: crecimiento y desarrollo; pobreza y desigualdad; sostenibilidad fiscal; política monetaria e inflación; política cambiaria; comercio internacional; banca, mercado de valores y el sistema financiero; deuda pública y cuasi-fiscal; política tributaria; relaciones bilaterales RD-Haití; inmigración y diáspora; políticas de salud y educación; institucionalidad y justicia; sector eléctrico; dolarización; seguridad social y pensiones; mercado laboral; política económica y economía política de las reformas.

En retrospectiva, parecería que “El Comunicador” y “El Scout” no son meramente caras de este hombre poliédrico; se revelan más bien como condiciones precedentes y fundamentales para el ejercicio de su rol más definitivo: “El Reformador”. En esta fusión de comunicación, mentoría y reforma, Andy ha delineado un camino de influencia difícilmente replicable y que lo distingue de otros talentos de la profesión.

En su carta de renuncia del extinto Friars Club de Beverly Hills, Groucho Marx sentenció: “No quiero pertenecer a ningún club que me acepte como miembro”. En el “club” de los economistas dominicanos, Andy destaca como una figura polémica, controversial y paradigmática. Además de referencia intelectual y universalista, ha sido actor clave en la mayoría de los procesos de reformas que se implementaron (y las que se debieron implementar) durante las últimas cuatro décadas. No hay duda de que lo seguirá siendo durante la próxima ola de reformas pendientes. El tiempo se encargará de definir su sitial en la historia de la profesión.

Mientras tanto, vale recordar cómo, en la contraportada de su último libro, lo califica el maestro Frank Moya Pons, historiador por excelencia de la República Dominicana: Andrés Dauhajre Jr. es el más influyente economista dominicano de todos los tiempos.

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