En la década de los 60 del siglo pasado Manuel Zapata Olivella trabajó en una serie de textos que llegaría a conformar lo que hoy es La maraca embrujada por Jibaná. El manuscrito de esta novela ha quedado inédito por una larga temporada y sólo el trabajo de investigación llevado a cabo por Silvia Valero en los archivos de la University of Vanderbilt, ha permitido su rescate y su edición en el volumen, Manuel Zapata Olivella: hacia una medicina nacional en el Pacífico colombiano, que se estrenó hace tan solo unos meses para los tipos del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cartagena de Indias bajo el cuidado de la misma Valero y de Emiro Santos García.

La novela proporciona a sus lectores el resultado de la reflexión que Zapata Olivella fue elaborando durante décadas alrededor de cómo lograr que el saber ancestral y el saber médico-científico colaboraran en la creación de una “medicina nacional”, capaz de aprovechar las contribuciones ofrecidas por todas las vertientes culturales presentes en Colombia. En opinión de Zapata Olivella, saber ancestral y saber científico podían compartir un mismo espacio discursivo y podían llegar a mejorarse mutuamente; sin embargo, para conseguirlo necesitaban conocerse y reconocer el valor de sus respectivas aportaciones. Según Valero: “Zapata Olivella insistía en que el saber empírico puede y debe ser complementado por la ciencia. Es decir, no veía solamente un posible aprovechamiento de esta última para ayudar a las poblaciones que mantenían como soporte de sus prácticas habituales el conocimiento ancestral, sino que encontraba una posibilidad de retroalimentación que se daría en virtud del beneficio que la ciencia médica pudiera extraer de ellos saberes empíricos propios de las diferentes realidades sociales”.
El razonamiento de Zapata Olivella es interesante por varios motivos. Ante todo, porque presenta una ulterior faceta de ese trabajo de reflexión acerca de la identidad cultural de Colombia y del Caribe que el escritor e intelectual desarrolló a lo largo de toda su producción literaria. En segundo lugar, porque adelanta algunos de los grandes temas que caracterizan la atención a la salud hoy. Por una parte, la búsqueda de un equilibrio o de una cooperación entre los cuidados alternativos y la farmacología. La vida frenética a la que nos enfrentamos está llevando a nuestra sociedad a buscar un bienestar que considera la salud física y psicológica como imprescindibles; de ahí que se haya hecho cada vez más importante reformular nuestro concepto del yo y del cuerpo, a la búsqueda de un “buen vivir” en el cual el sujeto y la naturaleza recuperan su centralidad. Por otra parte, la reflexión de Zapata Olivella también insiste en el empleo de la narración como espacio discursivo que produce conocimiento. En este sentido las relaciones con la medicina son dúplices. El connubio narrativa y medicina representa una de las vertientes más innovadoras del tratamiento de la enfermedad que se han venido concretando a partir de finales del siglo XX. Me refiero, en particular, a la “medicina narrativa” o la “medicina basada en la narrativa” que, según Rita Charon – una de las pioneras del campo – se construye alrededor de la voluntad de “reconocer, asimilar e interpretar” las historias de los pacientes para que estos puedan recibir un tratamiento adecuado. Su principal objetivo es permitir que se establezca una nueva relación entre médico y paciente que le permita al primero comprender cuáles son los procesos de cura mejores para el segundo y, del mismo modo, que le permita al segundo sentirse ‘cómodo’ en las etapas de tratamiento y sanación. Esta forma de tratamiento de la enfermedad supone acercarse al paciente de forma distinta y exige una mayor atención a la forma con la cual se manifiesta la enfermedad. Según esta perspectiva, los datos clínicos no dejan de ser útiles, pero ya no representan la única forma de acercarse a la diagnosis; el médico acepta la percepción subjetiva y la reelabora a través de sus conocimientos. Desde este punto de vista, la narración se presenta como un espacio adecuado para el cuidado y, al mismo tiempo, se presta a ser un espacio de argumentación. Es este, quizás, el segundo aspecto valioso de la obra de Zapata Olivella: su elección de la literatura como espacio de cuestionamiento y reflexión de su propia idea de “medicina nacional”. A este propósito, vale la pena recordar que el uso de la ficción permite algo que el pensamiento científico no permite: la libertad de movimiento. La dinámica la explica muy bien la teoría del ingenium de Giambattista Vico, quien ya en mil setecientos contraponía el pensamiento científico (que representaba con una línea recta) con aquella facultad “propia de los filósofos” (que él representaba como un triángulo agudo) que permitía encontrar conexiones entre elementos que pertenecían a distintos ámbitos y eran de diversa índole. Esta facultad la definía como ingenium y venía siendo el correspectivo de la metáfora; el espacio que se creaba entre una línea y otra del triángulo que lo representaba era el área que el filósofo (o el pensador) tenía a su disposición para crear conexiones nuevas entre conceptos ya existentes. Según Vico, este tipo de pensamiento creaba conocimiento, porque creaba nuevas formas de ver la realidad que ampliaban la envergadura de un concepto. De esta forma, entregando sus reflexiones a la literatura y a la narrativa, Zapata Olivella consigue crear un espacio de comunicación entre dos ámbitos que parecen incomunicados. Demuestra la potencialidad de un encuentro entre saber empírico ancestral y saber médico-científico y abre a nuevas consideraciones acerca de una convivencia cultural proficua entre los diferentes elementos que caracterizan la cultura de Colombia y la de todo el ámbito caribeño.

El volumen editado por Silvia Valero y Emiro Santos García acompaña el lector hacia un recorrido que atestigua tanto el interés del escritor colombiano hacia la medicina como ciencia, debido a su formación y a la práctica médica que ejerció por varias décadas, como el valor que desde su punto de vista esta encierra como espacio de valoración cultural y como espacio de encuentro cultural.


Centro estudios caribeños. PUCMM. Proyecto: Connected Wordls: the caribbeans Origin of Modern World. This project has received funding from the European Union´s Horizon 2020 research and innovation programme under the Maria Solodowska Curie grant agreement N° 823846.

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