El primer dominicano que montó un daguerrotipo fue el trinitario Epifanio Billini en 1854, él también era pintor

El arte de reproducir en el papel u otra superficie imágenes del mundo que nos rodea fue inventado por el francés Luis Daguere hacia el año 1937.

Joseph Nicephore Niepce, de origen francés fue el primero en tomar una fotografía desde la ventana de su desván hace más de 170 años.

La fotografía, un medio de comunicación incorporado a la vida moderna, fue introducida a la República Dominicana en 1851 por fotógrafos viajeros que causaron aquí la admiración de otros países y provocaron que algunos nacionales abrieron locales para dedicarse al nuevo arte como negocio.

El primer dominicano que montó un daguerrotipo fue el trinitario Epifanio Billini por el año 1854. Era también pintor y aprendió el arte de la fotografía en Filadelfia.

Fue en San Francisco de Macorís en el año 1914 donde se instaló el primer estudio de fotografía de galería. Este acontecimiento tuvo como protagonista a un italiano.

Se estima que la fotografía llegó al poblado de Hato Mayor del Rey con la primera intervención norteamericana hacia el año 1917, los yanquis tiraban fotos del poblado y cada vez que apresaban a un guerrillero, llamado despectivamente “Gavillero” los fotgrafiaban y se las llevaban al extranjero.

Una evidencia de lo expuesto más arriba es que existen fotografías en libros y revistas editadas en el país, que muestran a soldados yanquis cuando capturaban a guerrilleros.

El cubano Jaime Rodríguez fue el primero en construir el primer cajón para tirar fotos de minutos en Hato Mayor hacia 1917. Se le puede considerar como el iniciador de la fotografía en el ejido.

También se le atribuye ser el primero en instalar un cine, una zapatería, chocolatería, y la primera planta eléctrica. Vino a Hato Mayor como inversionista en 1907 y en 1910 fue escogido como síndico del municipio.

Jesús Reyes, fotógrafo de cajón, Francisco Ramírez, fotógrafo de cajón, Héctor Julio Batista, fotógrafo y Meynaldo Contín Rijo, fotógrafo.

Se matrimonió aquí con Altagracia Brea, con quien procreó a sus hijos Elpidio, Angélica, Lucila, Chichito y Santiago Rodríguez. En Higüey también instaló la primera planta eléctrica, allí procreó cinco hijos con Victoria Villavicencio: Jaime, Ana Mercedes, Carmela, Freddy y Sacarías Rodríguez Villavicencio. Vino rico a Hato Mayor, pero murió pobre y con problemas mentales en un asilo en San Pedro de Macorís en 1957. Con él aprendieron fotografías muchos hatomayorenses.

Pasó el tiempo, vino la dictadura de Trujillo que ahogó, naturalmente la libertad de expresión y por ende empobreció la fuerza expresiva del arte dominicano, que lo obligó muchas veces a ser complaciente con su régimen.

A continuación esbozo de manera cronológica reseñas de algunos fotógrafos que marcaron y dejaron imágenes en el ejido desde principio del siglo XX.

Fotógrafos que dejaron imágenes a principios del siglo XX

Bienvenido Rivera: Nació en 1916 y aprendió el oficio de la fotografía con Jaime Rodríguez, cuando éste operó un estudio fotográfico hacia 1936 en la calle Padre Peña con Faustino Echavarría.

Emilio Rivera: vino al mundo en 1922, hijo de Facundo Rivera y Leonor de Rivera, era hermano de Bienvenido Rivera y aprendió el arte con Danilo Martínez en 1952; Agustín Payano (Vale Payano), hijo de Cesáreo Payano y Jobina de la Rosa aprendió el oficio con Bienvenido Rivera por la década del 40. Sabía durar semanas en la zona rural fotografiando.

Francisco Ramírez Leguisamón (Curro), nacido en 1928 era hijo de Francisco Ramírez y Dolores Leguisamón, aprendió el oficio con Bienvenido Rivera. Fue síndico en el período 1978-82 y murió en septiembre de 2005.

Jesús Reyes Cornelio: nació en 1912; hijo de Juan Reyes y Rosaura Cornelio. Aprendió el oficio con su hermano fenecido José Reyes en 1930.

Teofilo Tobías Contreras, quien vino al mundo en 1931 era hijo del maestro constructor José Contreras y la modista Dolores Rivera (Lola), natural de San Pedro Macorís. Aprendió el oficio con Bienvenido Rivera. Fue campeón nacional de salto alto y largo durante 23 años. Actualmente se desempeña como tapicero.

Suilio Albuerme, fue director de la Banda Municipal de Música y aprendió el oficio con Bienvenido Rivera.
Otros fotógrafos de las décadas de los años 50 y 60 en Hato Mayor del Rey fueron Niño Rodríguez, Jaimito Rodríguez, Catalino Justo de la Cruz, Felipe Rodríguez, Mario Aníbal Morales (Burro Prieto), Joaquín Morel, Francisco Hernández (La Rata), entre otros.

En el primer quinquenio de la década del 60 es donde se inicia el apogeo de la fotografía en esta ciudad, con la participación de varios jóvenes que iniciaron de “relajo” este arte, que desde su origen ha sido impactante, comunicativo y real, aún en sus manifestaciones abstractas.

Entre estos están los más destacados y los que han ido surgiendo y conquistando este medio práctico de fijar y transmitir emociones, ideas, hechos y experiencias en el papel fotográfico.

El periodista Alejandro Sánchez Mejía (Yohen), nació en 1940, era hijo de la profesora Margarita Mejía y el agricultor Antonio Sánchez. Se inició en el oficio en Santo Domingo, en el estudio fotográfico de Dima Montalvo.

En 1965 se instaló con su estudio en la Calle San Esteban No. 42. Se perfeccionó en el centro de Arte y Comunicación, donde se diplomó en 1981. Operó su estudio fotográfico en la Calle Padre Peña No. 29, próximo al parque Mercedes de la Rocha.

Meinardo Contín (Mey), nació en 1936, fueron sus padres el exsindico Melchor Contín Alfau y doña Flor Rijo. Con bachillerato como nivel académico, inició la fotografía en 1962. Operó su estudio en la Calle Mercedes No. 11;

Jhon Robert Percibal Alarcón, nacido en 1957, hijo del fallecido educador Jhon Harry Percibal Sia y doña Lidia María Alarcón. Además de fotógrafo estudió mecanografía en el Centro Catey en San Pedro de Macorís. Es mecánico industrial de aguja. Inició en el oficio en el estudio de Yohen en 1975. Duró 15 años laborando con Alejandro Sánchez Mejía, a quien agradece y tiene como su orientador.

Ernesto Julio Peguero Batista, hijo de Herminia Peguero y Miguel Batista Brito, nació en 1943 en la comunidad de El Guayabal, Sección Yerba Buena. Da su primer paso en la fotografía en 1981, mientras trabajaba como ebanista en el taller de “Troncoso Comercial”, en La Romana. Se perfeccionó en la escuela Internacional Moderna Schools, donde se graduó en 1987. Instaló su primer estudio en el sector San Carlos, La Romana.

En 1989 regresó a Hato Mayor y se instaló en la Calle Horacio María Núñez No.18. En 1991 se trasladó a su residencia de la Calle 27 de Febrero No. 105 donde opera su estudio fotográfico.

Francisco Ramirez Santana (Frank Curro), nace en 1964, hijo de doña Consuelo Santana y el exsíndico Francisco Ramírez Leguisamón (Curro). Aprendió de su padre la fotografía en 1983 y en 1986 se quedó con el estudio fotográfico, que operó en la Calle 27 de Febrero con Faustino Echavarría. Buscó perfección en Santo Domingo. Es además mecanógrafo archivista y propietario del Canal 16 Hatero TV.

Roberto A. Rodríguez Luzón, hijo del sastre Elpidio Rodríguez (Don Pirolo) y Mireya Luzón. Es técnico en programación de computadoras. Estudió iluminación de estudio fotográfico y fotografía en general. En la actualidad opera un estudio en la avenida San Antonio

Miguelina Reyes, nacida en la ciudad de El Seibo, se le considera la única mujer fotógrafa; laboró en Fotos Yohen y actualmente trabaja independiente.

Emilio Rivera, fotógrafo del siglo XX.

Fotografía de cajón

Jaime Rodríguez, de nacionalidad cubana y don Librado Rosa años lideraron la fotografía de mangas o cajón, como se denominó la única forma de producir imágenes en el daguerrotipo a principios del siglo XX.

Librado Rosa, un hatero de pura sepa, nació en 1921 y fue uno los más famosos fotógrafos que recuerde Hato Mayor Estuvo ligado a la fotografía desde 1948, aprendiendo el oficio con el ilustre munícipe Jesús Reyes, cuando operó un estudio en la calle San Antonio, donde actualmente residió Carlito El Pato.

Hijo de Temistocle Rosa y doña María Rodríguez. Inició la fotografía cuando un par de fotos costaba 25 centavos. Operó una cámara de cajón frente al edificio de Oficinas Públicas en la calle Palo Hincado con 27 de Febrero y en el cabildo local. La fotografía, tuvo en don Librado Rosa un centro de admiración que motivó elogios de parte de quienes lo conocieron y reconocieron su dedicación en este hermoso arte.
Cuando inició el oficio, en la ciudad había más de 30 fotógrafos que “picaban el peso” y convertían la ciudad en la más admirada y predilecta en la región Este para hacerse una fotografía.

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