Ciudad Juárez. Cientos de migrantes suben de nuevo a los trenes de carga para llegar a Ciudad Juárez, en la frontera de México con Estados Unidos, para evadir los crecientes operativos del Instituto Nacional de Migración (INM) y los peligros del desierto.

Pero a su llegada a la urbe, limítrofe con El Paso (Texas), los extranjeros afrontan un ambiente “más hostil” por el “hostigamiento” del INM y la Guardia Nacional de México, además de más barreras para cruzar a Estados Unidos, según denunciaron este miércoles a EFE.

Pablo, de Venezuela, llegó con un grupo de unas 200 personas que, al bajar del ferrocarril e ir a la frontera, descubrieron que primero deben evadir a la Guardia Nacional mexicana y a los agentes del INM que custodian el fronterizo río Bravo o Grande.

Después, hay que cruzar la barricada de alambre de navajas que colocó el gobernador de Texas, Greg Abbott, y una malla ciclónica vigilada por la Guardia Nacional texana y la policía de ese estado.

El venezolano contó que los operativos del INM para bajarlos del tren fueron constantes y el último de ellos ocurrió 52 kilómetros al sur de Juárez, donde el Ejército mantiene un punto de revisión antidrogas.

“Allá la migra nos quiso bajar, pero nosotros nos resistimos y no nos quisimos bajar del tren. Ellos nos decían que nos bajáramos porque nos querían dar apoyo, pero el apoyo es que nos iban a regresar pa’ Tapachula (en la frontera sur de México)”, narró Pablo.

El venezolano y sus compatriotas buscan evadir los peligros de la carretera de Chihuahua a Ciudad Juárez, donde el domingo aparecieron nueve cuerpos asesinados, lo que la autoridad relacionó con el tráfico de personas.

“Vamos con Dios protegidos con Dios, siempre con Dios, siempre pa’ delante, nosotros vamos con Dios, con Dios nada es difícil”, agregó Pablo.

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