Cuando Abel decidió buscar la candidatura presidencial por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y enfrentarse a la consulta interna contra la dos veces vicepresidenta de la República, no fueron pocos los que vaticinaban su derrota debido a que supuestamente era menos conocido que Margarita.

La mayoría de “expertos” de la política afirmaban que Cedeño iba a ser la segura ganadora de esa contienda. Sin embargo, estos ignoraron que Abel había hecho carrera política como diputado y alcalde (cargos electivos); mientras que Margarita se dio a conocer como Primera Dama (cargo por naturalidad) y luego vicepresidenta (designación).

Esto quiere decir que Abel había hecho lazos con dirigentes de bases e intermedios que sentían más compromiso con él que con Margarita, quien había ascendido sin necesidad de ser escogida por su partido o el pueblo. Ya vimos los resultados de esa consulta.

De cara al 24

Ahora en este proceso la coyuntura es más compleja, pero en el fondo sigue siendo la misma. El Partido Revolucionario Moderno (PRM) es el que posee más ventaja en este momento, no porque haya hecho un extraordinario gobierno; sino que puede contar con la estructura que ahora está en el poder, lo que se traduce en mayores garantías para promesas en campaña, sobre todo si se trata de cargos públicos o contratas.

El PLD le precede ya que es un partido que estuvo 20 años en el poder, 16 de ellos de forma consecutiva. Aún le quedan bastantes recursos para poder competir en las próximas elecciones. Muchos de sus candidatos municipales y congresuales aún ocupan cargos y manejan el erario. Aún le quedan caciques provinciales.

La Fuerza del Pueblo tiene a Leonel Fernández. Pero si se echa un vistazo a los dirigentes que posiblemente sean candidatos a alcaldes y legisladores, salvo honrosas excepciones como Omar Fernández, podemos concluir que hay una carencia de estructura que no se ha podido resolver.

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