Si las elecciones del 19 de mayo quedan 60-40, o con una proporción similar, a favor del oficialismo, como vaticina la mayoría de las encuestas, la oposición tendrá varios retos a partir de esa fecha. Esto vale para todos los partidos opositores, pero muy especialmente para el PLD y la Fuerza del Pueblo. Al principio habrá resistencia, y tendencia a culpar a otros de los resultados, pero cada uno de esos partidos tendrá que iniciar, necesariamente, un proceso de reflexión y autocrítica. Pero no solamente eso. Si efectivamente reciben el golpe que pronostican las encuestas, y en la dimensión que estas indican, morados y verdes, tendrán que diseñar planes de acciones inmediatas, e intentar algo parecido a un relanzamiento. Cuando estén en ese proceso, no debe causar extrañeza si dirigentes del PLD y de la FP plantean lo que ahora parecería raro o absurdo, pero que no deja de tener sentido: La posibilidad de una fusión de ambas organizaciones políticas.

El panorama

El cuadro, si se materializa la amplia victoria del PRM sería el siguiente: una oposición desmoralizada, pero además dispersa, en el que un sector trataría de captar dirigentes del otro, y ambos bandos se disputarían el liderazgo opositor. Si, del otro lado, el oficialismo mantiene la unidad que ha exhibido hasta el momento, las posibilidades de éxito se les pondrían lejos a los opositores. Un partido en el poder, unificado y con varias opciones potables para presentar en el 2028 sería prácticamente imbatible, y estarían dadas las condiciones para prolongar el reinado perremeísta. Y esperar división o al menos, divergencias internas en el PRM no sería inteligente, porque es un imponderable que no depende del PLD ni de la FP. En este contexto, muchos pensarán que lo inteligente sería reunificar las fuerzas opositoras, esas mismas que eran gobierno hasta el 2020. La alianza en el 2024 no tuvo los resultados esperados, pero habría servido de ensayo para la fusión.

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