El lema del Tribunal Constitucional para el año 2024 es “Educando en Constitución” y si lo analizamos, de esta manera el Magistrado presidente emérito cerró su labor y el actual magistrado presidente Napoleón Estévez da apertura a la suya y todo el nuevo pleno del Tribunal Constitucional; además, dicho lema tiene la finalidad de seguir fortaleciendo la democracia en la sociedad dominicana.

Hay una larga tradición de ver la democracia y la educación inseparablemente interconectadas: la democracia como un valor básico y práctico en la educación, y la educación como un medio para fortalecer y sostener la democracia. La democracia fue un tema central para los principales pensadores en educación, como John Dewey, Paulo Freire y Loris Malaguzzi.

Si bien es cierto que la propia Constitución consagra el derecho a la educación y la responsabilidad de la enseñanza de ella, no es menos cierto que la tarea sea fácil, educar se hace desde el amor, la responsabilidad, el deber y la vocación, por esa razón educar en Constitución no solo competirá al Tribunal Constitucional como su lema institucional lo dice, sino que corresponde a todas las instituciones que componen el Estado dominicano, tanto del sector público como privado y la sociedad en sentido general.

La educación aporta una contribución esencial a la construcción de sociedades inclusivas y democráticas, en las que las diferencias de opinión pueden expresarse, en busca de cohesión social y celebrando la pluralidad. Por ello, la Constitución dominicana en el artículo 63 consagra el derecho a la educación, y se estipula: “Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones”; en el numeral 1 de dicho artículo se considera: “1) La educación tiene por objeto la formación integral del ser humano a lo largo de toda su vida y debe orientarse hacia el desarrollo de su potencial creativo y de sus valores éticos. Busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica y a los demás bienes y valores de la cultura”; lo que deja claramente erigido que el derecho a la educación es un derecho fundamental y humano indispensable para el ejercicio de otros derechos humanos.

El ejercicio del Derecho a la Educación, especialmente estar educado en Constitución, es tan inclusivo como sus creadores lo hacen, hemos visto cómo instituciones educativas del sector privado, en niveles primarios, secundarios y universitarios han implementado la enseñanza de la Constitución con éxito y sin mayores recursos, que sería más importante dentro de la implementación en el sector público de su presupuesto del 4% en educación que destinar fondos a la enseñanza de todos los dominicanos de nuestra Carta Magna, nuestra biblia estatal, la Constitución dominicana.

Como bien plantea Bolívar A., en “Educar democráticamente para una ciudadanía activa”: “La educación moldea, configura y reconfigura permanentemente a la sociedad. La transforma, la supera, prepara a las personas para su inserción activa y protagónica que potencia las posibilidades de incrementar el capital social y ofrece las herramientas para instalar sistemas de conducción social que logren visibilizar la prevalencia del sujeto”.

De este modo, si la educación se muestra como una opción guiada por principios y criterios de apertura al diálogo, al consenso y los disensos, al fortalecimiento de valores de ciudadanía, se presupone el carácter que debe tener educar en Constitución para mantener nuestro sistema democrático.

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