Las presiones que se están generando en torno a las medidas y la logística con que cuenta la Junta Central Electoral de cara a las elecciones de mayo amenazan con crear un ambiente que no es el más propicio para que el árbitro del proceso pueda llevar a feliz término sus obligaciones. ¿Por qué? Todos los partidos, tanto de la oposición como del Gobierno, tienen derecho a exponer sus inquietudes, pero irracionalidad inflexible no puede ser lo preponderante. La Junta les escucha y decide con base en su propia e independiente estructura institucional. Su principal obligación es garantizar unos comicios libres y hay que dejarla trabajar en esa alta misión.

Posted in Buen Oficio

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas