Para la mayoría de las personas existen plazos fatales, fechas límite, un tiempo para cada cosa y una edad para cada proyecto, incluso, para cada actividad. Pasado este ciclo, esta etapa o esta edad, ya no hay tiempo.

Es el momento de olvidar los sueños y aspiraciones. Llegó el tiempo solo de lamentar lo perdido, de amargarse y rebelarse contra el mundo y con uno mismo por no haber podido lograr lo propuesto.

Aunque otras personas aseguran que el cielo es el límite, que mientras se tengan aspiraciones, proyectos e ilusiones, y claro está, vida y salud, nada puede detenerlos, en realidad, muchas veces solo están repitiendo frases hechas, pues muy en sus adentros son los primeros que sienten que para ellos ya no queda tiempo.

Hace unos días, una mujer que dijo tener 45 años, confesó sentirse avergonzada de llevar una mochila en su espalda y desplazarse por el campus de una universidad. “Siento que estoy ocupando el lugar que debería estar ocupando una persona de 20 años”.

Como ella, miles de personas relacionan el factor edad con su derecho a emprender, a realizarse y a superarse. Ese es un grave error. Al parecer las personas ignoran que más cerca de lo que piensan existen aquellos cuya misión única parece ser cortarles las alas a los sueños de los demás. Entonces, ¿por qué convertirse en enemigo de uno mismo y de sus ilusiones?

Las personas deben entender que todo ser humano tiene metas nuevas cada día, que tras lograr un sueño de inmediato verá otro en el horizonte y comenzará el camino hasta lograrlo.

Pensar que el tiempo se acaba solo porque otros quieran que creamos que ya no somos unos niños o por complejos injustificados, solo es un pretexto para no luchar, ni hacer los sacrificios que conlleva alcanzar la meta que sea.

Una cosa es la inmadurez, no asumir que se es adulto y como tal debe hacerse frente a la vida con un mayor grado de responsabilidad y otra muy distinta es echarse a un lado, pretendiendo dejar el camino libre a una generación cada vez menos comprometida, que no termina de asumir sus responsabilidades y que espera a “madurar” en años, para hacer frente a la vida como personas adultas.

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