La crianza que le dieron a Milagros Concepción influyó en el amor que desarrolló por la educación y por el valor de servicio a la nación

Milagros Concepción fue una de las mujeres constitucionalistas que jugaron un papel importante durante la Guerra de Abril, que se desarrolló entre el 24 de abril y el 3 de septiembre de 1965. Este acontecimiento, según contó la educadora, significó un hito en la historia que marcó “antes y un después de abril”, por los cambios que se generaron a raíz de la lucha. Su participación en esta revolución se da tras la integración al Movimiento 14 de Junio, uno de los momentos que marcaron su vida y desarrolló en ella un amor por la patria que la hizo servir como pudo y aún continúa su servicio al país desde su pasión, que es la educación. En una entrevista con elCaribe, habló de los 10 momentos que fueron inolvidables para ella.

  1. Mi crianza

    Mi infancia marcó mi vida porque tuve un hogar con mucho amor, unos padres educadores, donde siempre primó todo lo que tenía que ver con la formación, con valores, en un ambiente sin ser bohemios, donde se leían poesías y cuentos. Por eso siempre me gustó leer desde pequeña. Recuerdo que leí muy joven un autor que estaba de moda, José Ingenieros, argentino, y esos libros me abrieron los ojos, principalmente “El hombre mediocre” y “Una moral sin dogmas”. Aunque tuve una crianza religiosa, porque mis padres eran católicos, borré para aprender de todo eso, desaprendí para volver a aprender. Desde muy jovencita fui libre pensadora y nunca me he aferrado a ninguna doctrina”.
  2. Me uní al movimiento 14 de Junio

    Yo tenía 16 años para el día del ajusticiamiento, soy del 43. En esos momentos había una juventud que tenía muchas inquietudes sobre todo lo que estaba pasando en el mundo, principalmente en América, ese momento de efervescencia revolucionaria que vivió el mundo, llegó hasta este país y aunque yo vivía en un pueblo, donde la vida era más lenta, siempre me mantuve al día de las cosas. Me involucré muy pronto en todo lo que tenía que ver con la lucha, al principio muy tímidamente, porque era peligroso. Para la muerte del tirano y la aparición del movimiento me involucré de lleno en la lucha revolucionaria, eso fue lo que marcó mi vida. Aunque no milito en ningún partido, sí mantengo una ideología, siempre apegada a las ideas que uno abrazó en esa época”.
  3. Muerte de mi mamá y mi hermana

    Tenía 18 años. Fue un momento muy doloroso y traumático, porque tuve que asumir la responsabilidad de la casa. Ella murió antes de lo de abril, en el 63. Inclusive, pasé un tiempo en manos de psicólogos porque yo estaba muy depresiva y me alejé un poco de las responsabilidades partidarias, pero luego eso me ayudó a seguir adelante. Con el tiempo uno se acostumbra, aunque no se supera, lo tienes ahí y lo identificas desde que te hablan de un momento doloroso. Fui muy independiente desde joven y la vida me fue poniendo situaciones que marcaron y definieron mi estilo de vida. Mi hermana también murió hace 8 años. Como ella era la más chiquita, era como mi hija. Ella tenía 14 cuando mi mamá murió y yo terminé de formarla.
  4. Inicio de la Guerra de Abril

    Cuando Francisco Peña Gómez estaba diciendo lo que pasaba, la gente como que se alocó, todo el mundo corriendo para el parque, a ver qué estaba pasando. Todo el mundo creyó, o al menos los jóvenes, creímos que esto ya se había liberado. Que ya la revolución estaba hecha, había mucha confusión en los pueblos porque yo era militante del 14 de Junio pero no teníamos mucha orientación de lo que teníamos que hacer y la gente comenzó a actuar de manera independiente, ya al otro día, la mayoría de los compañeros habían venido a la capital y yo no sabía qué hacer, le digo a un compañero que yo quería venir y me dijo que tenía que quedarme en La Vega para no dejar el pueblo solo. Yo estaba nerviosa, me preguntaba qué hacer, y uno no se atrevía a hacer nada sin que le indicaran. Esa fue una de las fallas.
  5. Mi participación en la guerra

    A principios de mayo hubo una compañera que iba para Santiago a una actividad y en plena revolución ella pasó por mi casa, y recuerdo que me preguntó que qué hacía aquí (La Vega) y yo le dije, que estaba esperando a que me bajaran línea y me dijo que me fuera con Recuerdo como ahora que me dejó casi un rollo de tela caqui, y me dijo que hiciera pantalones para ambas, hice tres, y con esos nos pasamos la guerra entera. Vinimos a la capital y me integré con mis demás compañeras del 14. Me orientaron en lo que tenía que hacer y me asignaron a una clínica que estaba en la Padre Billini. Junto a un grupo de médicos revolucionarios, me integraron a ayudar. En la tarde me tenía que ir a la academia, donde me entrenaron por si pasaba un enfrentamiento, que estuviéramos preparados. Me enseñaron algo de armas, pero no la gran cosa como yo he oído que ponen demás, ni siquiera todos los hombres que estaban allá abajo tiraron tiros, era demasiada gente y pocas armas. El apoyo que se daba nada más no era ese. Tampoco había una batalla todo el tiempo, aunque sí hubo grandes momentos como en el puente. Aquí uno estaba manteniendo, no rindiéndose, pero se llevaba una vida “normal”, entre comillas, haciendo lo que se podía en un momento así, curar a los heridos y mantener la comunicación con el exterior.
  6. Nacimiento de mi primera hija

    El nacimiento de mi hija fue un acontecimiento espectacular. Un momento muy hermoso. Eso hizo que dejara un poco la militancia. Ella nació en un momento muy convulso del país, yo era estudiante. Estábamos todos en aquella lucha de ‘Medio Millón’ de la UASD. Después vinieron dos hijos más y eso hizo que apagara un poco la militancia, aunque después la retomé, cuando estaban más grandes.
  7. Muerte de mis compañeros del 14

    No estuve muy ligada a los movimientos en ese momento, pero fue un golpe muy fuerte. Afectivamente estuve muy ligada por Amaury Germán Aristy y Virgilio, que fueron mis compañeros en el 14. El momento de su muerte fue muy duro, por la amistad que tenía con ellos. La muerte de Manolo Tavarez fue igual, muy dolorosa. Cuando lo de Caamaño, también fue un golpe muy grande. Hay que recordar lo que significó Caamaño para este pueblo, un líder natural que en dos días se levantó por encima de todo el mundo y tomó el mando en abril y lo hizo muy bien.
  8. Fin de la guerra y cambios

    Soy de las que piensan que no podemos decir que triunfamos militarmente, pero logramos que se sentaran en la mesa de negociación y no nos sacaron a tiros. Cuando digo nos, me refiero a los que dirigían, hubo que negociar con ellos, nos fuimos de la zona con dignidad. Hay que pensar que la Guerra de Abril significó como un hito, entonces podemos hablar de antes de abril, y después de abril, las cosas cambiaron, principalmente para las mujeres. Se nos dio el puesto que nos ganamos, de ir al lado de los compañeros. Pero en todos los sentidos, fueron muchas las luchas que a partir de ahí se libraron, porque fue un despertar en todos los sentidos.
  9. Inicio en la educación

    Soy educadora de profesión, formo maestros y escribo libros para docentes. Duré muchos años en el sistema público. Luego me jubilé en la UASD. Ahora estoy otra vez, en el Ministerio de Educación Superior y mi carrera me llena mucho de satisfacción, ya que puedo aportar a la educación dominicana. Estoy como subdirectora de currículo y me siento muy bien con mi trabajo. Cuando me llamaron para que fuera a incorporarme, ya jubilada hace tanto tiempo, les dije que lo iba a pensar. No pasó un día para que yo dijera que sí. Eso lo hace la pasión por la educación, esa es mi pasión”.
  10. Nacimiento de mis nietos

    Yo soy una gente que amo la vida y disfruto de cualquier tontería, yo la disfruto. El nacimiento de mis hijos, el nacimiento de cada uno de ellos significó un momento de mucha alegría, tengo tres hijos, dos hembras, un varón y 8 nietos, ahora bien, cuando vinieron los nietos; cada vez que nacía un nieto era una alegría muy grande, algo memorable. En la vida hay muchos momentos felices y tú no sabes cómo compararlos, de cuál fue más feliz”.

Mujeres en la Gesta de Abril

Milagros Concepción habló puntualmente de las funciones que ejercían las mujeres durante la Revolución del 65. “A las mujeres nos utilizaban para hacer esa labor de inteligencia, porque siempre, y más en esos momentos, se tenía la concepción de que las mujeres no eran tan peligrosas, si íbamos con un varón al lado, se pensaba que era porque eramos novios y hacíamos ese tipo de camuflaje. Pasar el corredor de los Yankees era más fácil, aunque nos registraban. A los varones, sin embargo, podían cogerlos y matarlos. Uno se las ingeniaba y se inventaba que iba a ver a un familiar o a un enfermo, y entonces uno podía hacer esa labor de inteligencia pasando armas, documentos. Yo particularmente, nunca me encomendaron armas, pero sí documentos y cuestiones importantes para el momento que eran de seguridad y no la podían llevar hombres y no había celulares en ese tiempo y los teléfonos estaban intervenidos. Era muy difícil y había que ir con los mensajes.

Aparte de eso hacíamos otras cosas, la distribución de la comida, hacíamos escolta en la noche, a veces acompañadas de un varón. Si uno se dormía, nosotras hacíamos guardia y cuidabamos a los enfermos y heridos”.

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