El concierto de Sofiane Pamart la noche del martes fue el momento cumbre del Mes de la Francofonía, gracias a la Embajada de Francia, la Alianza Francesa y el Teatro Nacional.

El pianista francés Sofiane Pamart tiene más pinta de reguetonero boricua que de músico sinfónico franco marroquí, por mucha ascendencia bereber que tenga. Que “el hábito no hace al monje”.

Sofiane salió a escena tras unos espejuelos oscuros bajo un sombrerito ¿de hule? negro. La misma pinta con la que llegó a Moscú en 1982 el poeta cubano Samuel Feijóo camino a la India. Había 25 grados bajo cero y hubo que abrigarlo con un sobretodo leninista. A su regreso, tras pasar una semana de hambre en Nueva Delhi, pidió una sopa vegetariana, con la cual hizo inhalaciones a través de un cono que hizo con el periódico Pravda del día. A Samuel Feijóo le gustaba tanto viajar como le gusta a Sofiane.

La esperpéntica escena, un tanto surrealista, era así de atípica como la del escenario del Teatro Nacional.
La relación de Sofiane con el piano es poética, aunque transgresora. Siempre hay un elemento en la melodía, que propone sorpresa, lo inesperado.

Su desenfrenada digitación ocupa un espacio entre lo suavemente lírico y lo perspicazmente cotidiano. Con lo cual también rompe esquemas dentro de la música elitista.

Pamart es un viajero impenitente. Ojalá haya tenido tiempo para visitar algo más de República Dominicana que la capital.

Antes ha estado en Laponia, Seúl, Madagascar o La Habana. De cada sitio que visita practicamente hay una expresión musical de lo que le ha aportado esa cultura para su cosmovisión.

Existe detrás de Pamart una filosofía más bien global de la vida. Eso se percibe en Le Caire, el tema con el cual arrancó tras salir a escena.

Su música es accesible, transparente casi siempre, aunque no exenta de borrascas y de exigencias poco usuales.

La propuesta musical de Sofiane es posposmoderna. Tiene cierto misterio como la Música para animales, de Nihls Frahm, pero más que eso mucho de la visión del mundo del romanticismo de Chopin, que le asalta las yemas de los dedos.

La visita de Sofiane Pamart a Santo Domingo es parte de la gira latinoamericana que realiza.
Samuel Feijóo le dejó un recado en el cordaje del piano vertical de la oficina cultural en Moscú, en la Prospiekt Mira No.9. “Niégalo todo, Pamart, y reinventa la música, que esto es la vida. Samuel”, dice el papel.

El rundown del pianista Sofiane Pamart

Le Caire; Alba; Me; Seoul; Invisible; Very last drink; Chicago; Madasgascar; París; Forever; Ocean; Love; They Said I was just a musician; Berlín; Carthage; Sahara; Aurora / Boriealis / Kittila; I; Nara; Dear, La havane, Medellín, Sicilia, Solitude y de ñapa La Boheme.

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