La Negra fue primera finalista en la séptima edición del Premio Mujeres que Cambian el Mundo del Banco BHD. FUENTE EXTERNA
La Negra fue primera finalista en la séptima edición del Premio Mujeres que Cambian el Mundo del Banco BHD. FUENTE EXTERNA

Seneiyda Vargas es una mujer luchadora, que se ha dedicado en cuerpo y alma a empoderar a las mujeres para que entiendan que su papel no es solo de ama de casa que pare, amamanta y cuida de los hijos y del esposo, sino que ellas cuentan con los mismos derechos que los hombres a expresarse y participar en las decisiones que se toman en el hogar.

Para ello, empezó a promover proyectos y acciones comunitarias que vincularan a las mujeres y a sus familias con la defensa de sus derechos en la producción agropecuaria y el desarrollo sostenible de la comunidad Arroyo Cano en San Juan de la Maguana, a través de mil 52 socios de la Asociación de Mujeres Abriendo Caminos.

“A través de nuestra asociación, las mujeres han podido salir a flote, ya que años atrás eran tan sumisas que cuando llegaba visita a la casa, el hombre la mandaba para la cocina”, recuerda La Negra como es mejor conocida tando detro como fuera de su comunidad.

1. Infancia difícil

Provengo de una familia pobre, tuve una infancia un poco difícil, pues mi madre murió cuando tenías 7 años y tuve que trabajar a muy temprana edad. Cuando ella murió papá quedó solo a cargo de 5 hijos. Mi mamá se llamaba Leopoldina Vargas, la recuerdo bien, era una mujer honesta, responsable, trabajadora y muy amable, nos dio todo el amor sincero de madre. Mi papá Manuel de Jesús Delgado, también fallecido, fue un hombre muy apegado y protector de su familia, siempre nos trató con mucho amor. Después que mamá murió, mis hermanos y yo siempre andábamos detrás de papá, lo acompañábamos al conuco a trabajar esa tierra que Dios nos regaló para nuestro sustento. En mi niñez pasé mucho trabajo, porque como papá nunca no se volvió a unir a otra mujer, al ser la única hembra tenía que cocinar porque él de cocina no sabía nada. Puedo decir que mi padre nos dio muy buena crianza, como venimos de una familia pobre, nos crió de lo que sabía, la agricultura”.

2. Líder comunitaria

Solo pude llegar al tercer curso, era muy difícil ir a la escuela porque quedaba en otra comunidad y tenía que caminar mucho para llegar a ella. Además, ayudaba a mi papá en el conuco. Mi padre siempre me decía que iba  ser una líder de la comunidad, porque era muy inteligente y aprendía rápido. Como mi familia era muy religiosa, un día me sugirió que reuniera a las familias para rezar el rosario, que lo llevara a las demás comunidades y así comencé hacerlo, de esa forma me fui involucrando y conociendo a las personas, principalmente a las mujeres, sus necesidades y preocupaciones. Cuando me hice un poco adulta, empecé a trabajar como líder comunitaria, también en la iglesia como animadora de asamblea, alfabetizaba a las personas adultas, porque aquí en los años 80 y 90 casi nadie sabía de letras. Con el poder de Dios y las personas que me han apoyado hemos podido lograr sacar adelante no solo a esta comunidad, sino los demás pueblos”.

La Negra junto a la vicepresidenta Raquel Peña y Luis Molina, presidente del Grupo BHD.

3. Triste partida

Mi esposo se llamaba Estanislao Furcal Delgado, fue una gran persona, muy buen esposo y padre. Vivíamos en la misma comunidad, él vivió muy de cerca la crianza que me dio mi padre y se enamoró de mí. Cuando tenía 15 años me fui con él, vivimos en unión libre 20 años y 30 de casados. Al completar los 50 años de estar juntos falleció, de esa triste partida hace 6 meses. Procreamos 5 hijos, pero criamos once, porque nos hicimos cargo de mis sobrinos, hijos de mis hermanos que fallecieron jóvenes. A mis hijos les di la misma educación en valores y principios que me dio mi padre, una formación sencilla, honesta, amable y que siempre estén disponibles para los demás cuando los necesiten. Pasé mucho trabajo para llevar a mis hijos a lo que son hoy en día, parte de su educación se las di trabajando la agricultura, que es lo que hasta ahora hemos ejercido”.

4. Acciones comunitarias

A través de la Asociación de Mujeres Abriendo Caminos promovemos proyectos y acciones comunitarias que vinculan a la mujer y a sus familias a la defensa de sus derechos en la producción agropecuaria y el desarrollo sostenible de su comunidad. Esa labor la iniciamos en 2000, hace 22 años en la comunidad El Corozo en Arroyo Cano, San Juan de la Maguana. La iniciamos después del Ciclón George que afectó mucho a las comunidades, sobre todo a las mujeres. Sentí que debíamos asociarnos para poder salir a camino y buscar algunas soluciones para las mujeres de Abriendo Camino, entre otros grupos. Formamos también un núcleo en 2008, comenzamos a trabajar a través del grupo de Las Hijas de Jesús, de la iglesia católica, trabajamos por las comunidades Los Fríos, Las Cuevas, los Guayucos, el Montaso, la Cuacarita, el Corozo, Los Señitos, de Arroyo Cano, Bohechío, San Juan, entre otras”.

Senyda Vargas, mejor conocida como La Negra al momento de recibir el premio

5. Aprendizaje

A través de los proyectos de la asociación logramos que cada mujer aprendiera a valorarse a sí misma, a levantar su autoestima, ya que no teníamos oportunidad para visitar ningún grupo ni comunidad, solo estábamos metidas en la casa cocinando, pariendo, amamantando y cuidando de los hijos. A partir de ahí, aprendimos que tanto derecho tiene la mujer de ir a una reunión o a un taller al igual que el hombre, pudimos romper un poco esas dificultades que eran las que más nos afectaban. Gracias a Dios salimos adelante y hoy en día han surgido muchos grupos en las comunidades, yo a la cabeza de como coordinadora. Fue muy larga esa trayectoria, pero lo pudimos logar”.

6. Empoderamiento

A través de nuestra asociación, las mujeres han podido salir a flote, ya que antes eran tan sumisas que cuando llegaba una visita a la casa, el hombre las mandaba para la cocina. La mujer no podía hablar y si lo hacía, el hombre le decía cállate que la mujer habla después que las gallinas mean. Un día me dije que eso no podía seguir así, entonces me empoderé y empecé a sacarlas de sus casas, a llevarlas a reuniones para que entendieran que ellas podían hablar, que tenían los mismos derechos que los hombres, que ellas son sus parejas no sus esclavas. Empezamos a organizar talleres para empoderarlas, que ellas mismas reconocieran su valor como mujer. Para ello tuvimos que alfabetizarlas  y concientizar a los hombres para que también participaran en esos talleres, en las reuniones de la iglesia, incluso les enseñamos a que ellos también podían quedarse en la casa cuidando los hijos. Poco a poco, gracias a Dios hemos logrado que el hombre entienda y se ponga en el papel de la mujer. Hoy en día ellos son más flexibles con sus mujeres”.

Seneyda Vargas, La Negra

7. Aporte a la comunidad

A través de la alfabetización, muchas de esas son profesionales. Gracias al trabajo que venimos realizando, se han empoderado a tal punto que muchas de ellas quieren desempeñar puestos públicos para así aportar a sus comunidades. Eso es gracias a su empoderamiento, de fajarnos en todas esas comunidades para que hoy en día puedan por lo menos hablar y expresar su sentir, entender que al igual que el hombre, ellas también tienen derechos. Fue después del ciclón y orándoles al Señor para que nos diera las fuerzas para enfrentar esa desigualdad ante hombres, quienes nada más nos querían tener tranquilas en las casas pariendo muchachos, dando seno y cocinando”.

8. Fuente de motivación

Lo que me motivó mucho a trabajar por el desarrollo y empoderamiento de las mujeres fue el hecho de que estuve muy marginada, muy trancada, pero después de que abrí los ojos me dije que no podía seguir así. Fue ahí que empecé a buscar a las mujeres, a los hombres, a los jóvenes para que se concientizaran, recuerdo que cuando salíamos a reuniones y talleres de capacitación eso era mucho pleito, ellos pensaban que íbamos a buscar otros esposos. Lo que hicimos fue, que para que ellos vieran que era a reuniones y talleres de capacitación que salíamos, cuando regresábamos a la casa lo hacíamos calladitas, con más formación. De esa manera hemos logrado que los hombres nos respeten y nos den nuestros lugares. La comunidad de Los Fríos tiene 10 comunidades y este cuerpo los caminaba todos para formar los grupos de mujeres, me convertí en la coordinadora del Núcleo de Mujeres Campesinas Madre Cándida (NUDEMUCA). En ese tiempo nosotras creíamos que solo éramos cocineras”.

9. Momentos alegres

Me alegra cada vez que llegamos a ciertos lugares y nos reciben con esa gran acogida, apoyo y nos tratan con tanto cariño. Eso me llena de gran satisfacción. Todos esos avances y proyectos sin fines de lucro, lo hemos podido lograr con mucho esfuerzo y sin recursos. Ahora que hemos conseguido parte de recursos económicos, mi disponibilidad todo el tiempo estará con el mismo amor, el mismo servicio y la misma entrega donde tenga que ir, sin importar quién sea ni de donde sea. Mi gran satisfacción es poder contar con ese apoyo y entrega que he tenido de todas las personas, tanto dentro como fuera de mi comunidad, de poder ayudar a todas esas gentes que me necesitan. Me satisface ver su alegría cuando llego donde ellos, eso no lo voy a olvidar nunca en mi vida”.

10. Agradecimiento

El día que recibí el Premio Mujeres que Cambian el Mundo del Banco BHD León, me sentí sumamente feliz y agradecida. Creo que solamente Dios les podrá devolver en bendiciones ese apoyo que ofrecen. En este caminar de mi vida he aprendido a tener capacidad para escuchar a los demás y que los demás me escuchen con dedicación. También he podido aprender a educarme para presentarme ante los demás, no como jefa sino como una humilde líder comunitaria entregada a la comunidad. Agradezco a papá Dios que me puso en mi camino a esa gran amiga Yova Sánchez, ella me postuló para el premio. Un día coincidimos en un retiro de 3 días Villa Mella, Santo Domingo, ahí compartimos. Cuando me postuló, le dije que si estaba en la posibilidad del Señor llevarme al concurso él obraría sobre mí, porque todo lo hago debajo de los planes de Dios. Oraba todos los días con lágrimas en mis ojos y gracias a Dios pude lograr ese maravilloso premio, no me voy a cansar de agradecer a Yova, a Meraly en Arroyo Cano, entre otras personas de mi grupo y de muchas comunidades que me acompañaron durante esos días”.

Proyectos realizados

“A través de la asociación gestionamos la siembra de 1,100,000 de plantas maderables, la reconstrucción de la escuela de la comunidad, gestión para la construcción del acueducto de la zona, la creación del fondo rotativo de animales que actualmente cuenta con 60 vacas y 15 ovejos y la siembra de 70 mil plantas de café y frutales, viveros y trasplantes que beneficia a 630 familias. También, la ejecución del proyecto de letrinización para 40 familias, la siembra de 20 mil cepas de víveres y otros rubros agrícolas. Creamos 4 grupos cooperativos de productores frutales  y de ganaderos ovinos y pecuarios y la gestión de la construcción de la hidroeléctrica y del camino vecinal de Palomillo. Además, la vinculación con CEPROS y Sur Futuro para el desarrollo de una propuesta formativa en temas de desarrollo y producción. Todos los logros se gestionan a través de la coordinación de las asociaciones y grupos locales con los que trabajo”.

Las finalistas junto a la vicepresidenta Raquel Pena y los ejecutivos del Grupo PBH Luis Molina Achécar, Steven Piug y Josefina Navarro

Recuerdos

Tuve una infancia un poco difícil, pues mi madre murió cuando tenías 7 años, entonces tuve que trabajar a muy temprana edad”.

Gratitud

Puedo decir que mi padre nos dio muy buena crianza, como venimos de una familia pobre, sencilla él nos crió de lo que sabía, la agricultura”.

Lucha

Lo que me motivó a trabajar por el desarrollo y empoderamiento de las mujeres de mi comunidad fue el hecho de que estuve muy marginada, muy trancada”.

Dificultad

Solo pude llegar al tercer curso, era muy difícil ir a la escuela porque quedaba en otra comunidad y tenía que caminar mucho para llegar a ella”.

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